San Benito de Nursia
San Benito de Nursia es una de las figuras más significativas en la historia de la fe cristiana.
Es considerado como el patriarca del monaquismo occidental.
La vie
De familia aristocrática, descendiente de los Anicia, Benito nació en Nursia (Umbría) en 480. Después de su infancia, fue enviado a Roma para completar su formación. Chocado por la corrupción generalizada en la ciudad, decide dejarla e irse hacia Affile, pequeño pueblo del Valle del Aniene; allí se retiró con su nodriza, Cirilla.
Es en Affile que el joven Benito hace su primer milagro, la reparación del tamiz de su nodriza lo que le vale cierta fama. Y él se va del pueblo, probablemente debido a la fama obtenida por este milagro. Durante su viaje, siguiendo el curso del río Aniene, conoce al monje Romano, miembro de una comunidad monástica localizada en la montaña cercana, el Taleo. Romano lo ayuda a iniciarse a la vida eremítica, y le muestra una cueva en la que el joven comienza a llevar su vida solitaria.
Al cabo de tres años, lo descubren los habitantes del lugar. Entonces decide abandonar la vida eremítica y llevar una vida cenobítica. Durante casi treinta años, en el Valle del Aniene, como sus discípulos no cesan de aumentar, Benito funda trece comunidades monásticas. Alrededor de 525-529, deja a Subiaco para irse a Montecasino. Allí dunda un nuevo monasterio. Hacia 540 escribe su Regla, sintetizada en el famoso lema «Ora et Labora«, «Ora y Trabaja«. Su vida terrena termina 549.
San Benito de Nursia
San Benito de Nursia es una de las figuras más significativas en la historia de la fe cristiana.
Es considerado como el patriarca del monaquismo occidental.
La vie
De familia aristocrática, descendiente de los Anicia, Benito nació en Nursia (Umbría) en 480. Después de su infancia, fue enviado a Roma para completar su formación. Chocado por la corrupción generalizada en la ciudad, decide dejarla e irse hacia Affile, pequeño pueblo del Valle del Aniene; allí se retiró con su nodriza, Cirilla.
Es en Affile que el joven Benito hace su primer milagro, la reparación del tamiz de su nodriza lo que le vale cierta fama. Y él se va del pueblo, probablemente debido a la fama obtenida por este milagro. Durante su viaje, siguiendo el curso del río Aniene, conoce al monje Romano, miembro de una comunidad monástica localizada en la montaña cercana, el Taleo. Romano lo ayuda a iniciarse a la vida eremítica, y le muestra una cueva en la que el joven comienza a llevar su vida solitaria.
Al cabo de tres años, lo descubren los habitantes del lugar. Entonces decide abandonar la vida eremítica y llevar una vida cenobítica. Durante casi treinta años, en el Valle del Aniene, como sus discípulos no cesan de aumentar, Benito funda trece comunidades monásticas. Alrededor de 525-529, deja a Subiaco para irse a Montecasino. Allí dunda un nuevo monasterio. Hacia 540 escribe su Regla, sintetizada en el famoso lema «Ora et Labora«, «Ora y Trabaja«. Su vida terrena termina 549.
La herencia de san Benito
El Papa Gregorio Magno, en sus “Diálogos”, da a conocer la vida y la Regla de san Benito. Como resultado, san Benito y su Regla desempeñaron un papel central en la sistematización del monaquismo occidental, desorganizado hasta ese momento.
El monaquismo benedictino es de fundamental importancia en la formación de la identidad cultural que está a la base de la civilización europea. De hecho, desde la Edad Media, gracias a los monasterios, se formaron conexiones culturales entre las diferentes partes del continente. Por eso, el 24 de octubre de 1964, el Papa Pablo VI proclamó a san Benito Patrono de Europa.
La Orden Benedictina se ha extendido a otros continentes y hoy representa una realidad monástica propagada en todo el mundo.