
15 Septiembre 2019
XXIV Domingo del Tiempo ordinario
Año C
Ser hijo significa convertirse de la lógica servil del contracambio para entrar en la lógica filial de la gratuidad.
Es 32,7-11.13-14; Sal 50 (51); 1Tm 1,12-17; Lc 15,1-32
Después de las murmuraciones Jesús responde con tres diferentes narraciones constituyen una sola parábola no solo porque todas insisten en revelarnos la misericordia de Dios, sino porque muestran las diferentes soluciones posibles de un mismo comportamiento. La oveja se pierde « afuera» del ovil; la moneda se pierde «dentro» casa; al final, en los dos hijos de la tercera parábola encontramos los dos comportamientos: el hijo menor se pierde fuera de la casa del padre; el mayor dentro, porque, aunque no había nunca dejado el padre, se había quedado en la casa como un siervo mas que como un hijo. Los modos de perderse son muchos: lejos o cerca, afuera o dentro… lo que mas importa es que el padre salga al encuentro a ambos hijos para regresarles la dignidad de hijos que no habían sabido vivir hasta ese momento.
Comentario de la Comunidad de Dumenza
Traducción de dom Elias OSB